lunes, 17 de agosto de 2009

EL APRESTAMIENTO:MOTIVACION




LA MOTIVACION

¿Cómo puedo motivar a mi hijo para que aprenda y se destaque dentro y fuera de la escuela? La define la motivación como "el amor por el aprendizaje, el amor por los desafíos". Y, según dice ella, la motivación es más importante que la habilidad inicial para determinar el éxito.
Pero de alguna manera durante los años de nivel medio la motivación de algunos adolescentes por aprender se desvanece como por arte de magia. Un muchacho en los primeros años de la adolescencia puede quejarse por la tarea y de los maestros, pedir que lo dejen abandonar alguna actividad favorita, quejarse de aburrimiento y mostrar señas de haberse perdido en el régimen educativo.
Aquí les ofrecemos algunos factores que suelen contribuir a los bajos niveles de motivación:
Cambios biológicos. El comienzo de la pubertad – ya sea el inicio de la menstruación o el medir 4 pies y 2 pulgadas de estatura cuando tu mejor amigo mide 5 pies y 10 pulgadas – suele distraer a algunos adolescentes. Las distracciones dificultan la concentración en el equipo de natación o el proyecto de ciencias sociales que hay que entregar pronto.
Preocupaciones emotivas. Se requiere un mayor esfuerzo para concentrarse en el proyecto de ciencias cuando la preocupación principal son las inseguridades físicas o el no pertenecer al grupo popular.
El ambiente escolar. Un adolescente puede perder la motivación después de cambiarse de la escuela primaria a la secundaria. La falta de motivación puede amplificarse por la falta de apoyo en la nueva escuela o por una carga mayor de trabajo escolar y las nuevas expectativas a las que el alumno todavía no se ha adaptado.


Presiones sociales. Un jovencito puede ser influenciado por los amiguitos que piensan que el éxito escolar es para "los estudiosos," o que las jovencitas no se destacan en las matemáticas.
Un cambio en la forma en que su hijo percibe sus capacidades. Los niños más pequeños tienden a creer que entre más se esfuercen, más inteligentes serán. Pero la Dra. Dweck señala que cuando los jovencitos entran en la adolescencia, a veces comienzan a creer que la capacidad intelectual es fija y comparan su capacidad con la de otros – ellos creen que si tienen que esforzarse mucho, es porque tienen menos capacidad. Esta perspectiva puede desalentar la motivación. ¿Para qué esforzarse demasiado si el esfuerzo no les ayuda a mejorar?
Falta de oportunidades. Esto suele suceder con mayor frecuencia entre los alumnos que provienen de familias más pobres o con menos ventajas, lo cual contribuye a la percepción que les falta motivación.

Corta duración de la atención. Algunos educadores reportan que es muy difícil conseguir que los estudiantes se enfoquen en un proyecto de historia largo cuando están acostumbrados a programas de televisión y otras presentaciones que son rápidas, cortas y muy entretenidas.
Todavía no se han dado cuenta que en la escuela y en la vida, pueden aprender lecciones muy valiosas mediante actividades que no siempre son pura diversión y que los altos logros académicos generalmente exigen un verdadero esfuerzo. Usted puede alentar y dar oportunidades a su hijo, pero en última instancia, su hijo es el responsable por asegurar que su tarea se haga y se entregue a tiempo, y su hija es la que tiene que practicar el piano por horas.
Aquí les ofrecemos algunas sugerencias para fomentar la motivación:
Dé un buen ejemplo. Los adolescentes se benefician mucho al ver a sus padres hacer su mejor esfuerzo, cumpliendo con su trabajo y sus obligaciones. Los padres deben demostrar que valoran el aprendizaje y el trabajo intenso.

Dirija a su hijo hacia las clases adecuadas y buenas actividades. Los adolescentes necesitan tener oportunidades para destacarse y ser útiles. El éxito puede ser un gran motivador y el aburrimiento puede ser una señal de que su hijo no tiene suficientes oportunidades para desarrollar sus talentos. Quizás necesita matricularse en un curso de inglés avanzado, una clase de arte o la oportunidad de ofrecerse como voluntario en un albergue para desamparados.
Ofrézcale su apoyo. Los elogios falsos o exagerados cuando no se ha visto un buen esfuerzo no ayudan en nada, pero los adolescentes necesitan que se les asegure que son buenos para algo. "A veces los muchachos dicen que están aburridos, pero es porque no han hecho [esa actividad] antes," aconseja la maestra Barbara Braithwaite. Quizás su hijo necesite algunas sugerencias para comenzar un nuevo proyecto; usted se las puede dar, o algún otro adulto, un instructor o un libro.

Busque sus puntos fuertes y desarróllelos. Todos los jovencitos tienen la capacidad de brillar en alguna área. Identifique qué es lo que su hijo sabe hacer mejor, no importa lo que sea.
Comuníquese con los maestros de su hijo, los consejeros escolares o el director de la escuela cuando sea necesario. No es nada raro que las calificaciones bajen un poco al cambiar de un grado a otro. Pero si las calificaciones bajan demasiado o si persiste por más de un período de evaluación, comuníquese con alguien en la escuela. Está bien abogar por su hijo con vigor y con respeto. Pero quizás tenga que insistir un poco para lograr reunirse con los maestros, puesto que los maestros de escuela intermedia suelen estar muy ocupados. Llame por teléfono, escríbales o mándeles un correo electrónico si usted piensa que la tarea es inadecuada o si a su hijo se le dificulta terminar la tarea. Tome las riendas si usted siente que su hijo ha sido asignado a clases de las que usted duda de su rigor académico o si su hijo se la pasa aburrido en clase.
Tenga expectativas realistas. Es importante fijar normas altas para los jovencitos. Pero cuando se les pide que logren lo imposible, los adolescentes dejan de esforzarse. No presione a su hijo de 5 pies y 4 pulgadas de estatura a participar en el equipo de baloncesto, solo porque jugaba en la primaria. Mejor recuérdele que pronto crecerá más y que mientras tanto usted le ayudará a seleccionar otras actividades. Tener expectativas realistas también requiere que usted considere la personalidad y el temperamento del muchacho. Puede ser que a su hijo que mide 6 pies de altura no le guste jugar baloncesto. Asegúrese que su hijo sabe, en lo más profundo de su corazón, que usted lo quiere por quien es y no por lo que él hace.

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